Demoledor editorial, del diario ABC, de hoy sólo el 60% de los empleados públicos son funcionarios, en la administracion estatal, sin embargo en la local ese porcentaje se invierte, y campan a sus anchas, personal de confianza, interinos y laborales que sabe Dios como entraron, que no se me mal interprete no es malo que existan, lo demencial es que se pervierta su naturaleza, que el personal de confianza sea para pagar favores personales, que el interino no sea para cubrir plazas sino para que se entre por la puerta de atrás, debiendo favores claro (recordemos que nada dura más que lo temporal), en fin gran ahorro supondría para las arcas públicas, que se destinaran las plazas y los conceptos retributibos para la finalidad con que se crearon.
La realidad es que estamos en la media
Europea en cuanto al numero de profesionales que forman el total de los trabajadores de todas las administraciones, por debajo de Francia y Reini Unido, y casi a la par dr Portugal, Holanda y Alemania. Otra cosa el fenomeno que se produce en las comunidades autonomas en el periodo de crisis economica que experimenta el 96% del aumento del empleo en el sector publico, que no se explica por el proceso de transferencias de competencias ( 1982/ 85 y 1994/ 99) sino por temas de duplicidad de competencias o ineficencia en la distribucion y organizacion del personal. Y aqui entramos en materia, el numero de profesionales y sus status y perfiles profesionales deberian depender de modelos orgazinativos, metodos de trabajo y limites competenciales..( ya no hablamos de calidad de servicios? ). Nuestro problema no es de tamaño del sector publici ( insisto, medio , comparado con Suecia, Alemania..)sino de productividad ( ausencia de politicas de gestion de RRHH, planificacion estrategica..) y de claridad y modelos de trabajo homologados. Este 60% del personal laboral de las administraciones locales ( no todos cargos de confianza ni enchufados que entraron por la puerta de atras..)en muchos casos llevan decadas esperando poder concursar por su plaza y han dejado los mejores años de su vida profesional en trabajos no reconocidos y con la espada de Damocles de una osible supresion de su puesto por amortizaciones de plazas, en el mejor de los casos, cuando no se sacan para impedir su adjudicacion or el que la ocupaba. No podemos demonizar al funcionario ( sea del estado, local o un tan denostado ultimamente, laboral) pues no es mas que una pieza de un ajedrez que mueven otros.